Diciembre, el mes en el que se desbordan y expresan nuestros mejores deseos de paz y felicidad. Los cambios que trae el solsticio de invierno hacen brotar de nuevo la ilusión y desplegamos todas las listas de buenos propósitos. Una Escuela que pretende educar en valores no puede permanecer al margen de cuantas iniciativas solidarias desarrolle la comunidad en la que está insertada.
Por
eso secundamos la propuesta del AMPA sobre la visita de Aldeas Infantiles SOS al colegio y efectuamos una recogida de material
escolar y deportivo, tal y como explicamos en intervenciones anteriores. Pero
también, en colaboración con los Amigos
del Pueblo Saharaui, hemos llevado a cabo la tradicional recogida de
alimentos (aceite, arroz y azúcar) para esas personas que viven precariamente
en mitad del desierto y con las que nos unen lazos históricos.
Asimismo,
participamos en el concurso de relatos, organizado por el Ayuntamiento y la
Biblioteca Municipal, sobre el tema de los Derechos
Humanos, donde fueron premiados tres textos de alumnos de Tercer Curso.
Posteriormente, asistimos con silencio y emoción a la lectura de los escritos de las tres alumnas de
Secundaria, galardonadas por sus impactantes aproximaciones al siempre espinoso
tema del ciberacoso. Este encuentro propició la colaboración con el IES
Lanjarón, que se ha propuesto implementar una campaña solidaria en cada
trimestre. En este caso contribuimos con su proyecto de enviar material escolar
hasta Honduras a través de ACOES.
Y,
por último, el día 22, tras la fiesta de Infantil (9 horas en el Salón de
Actos) y la representación del teatro musical de Navidad de Primaria, que
tendrá lugar en el Salón de Actos a las 11 horas, nos acercaremos a la plaza
para apoyar el mercadillo solidario de la ONG local Lanjarón mira al mundo, cuyos beneficios irán destinados a becas
comedor, preferentemente en Granada, de la ONG EDUCO. Luego retornaremos a las clases para despedir el trimestre y
entonar el VACACIONES, CHICHARRONES.
La
solidaridad, tanto desde una perspectiva religiosa como desde una ética
estrictamente humana, requiere el salto de la empatía que supera el
subjetivismo egoísta y se pone (fraternalmente) en el lugar del otro, requiere
respeto y tolerancia hacia opiniones y creencias distintas a las nuestras y,
por tanto, apreciar la riqueza de la diversidad, y requiere plantar la semilla
de la generosidad, que, por cierto, aporta una alegría muy diferente a la que
reporta el consumismo desaforado. En definitiva, si queremos que el futuro de
Lanjarón camine por senderos alejados de la indiferencia hacia el dolor ajeno,
alejados del segregacionismo y la discriminación, si queremos que nuestro
municipio destierre la codicia sin escrúpulos y el interés que instrumentaliza
a los demás, debemos involucrar a nuestros niños y niñas en iniciativas que propugnen
la justicia social y la cooperación mutua. Quizá nuestra sociedad,
caracterizada cada vez más por un individualismo feroz, tendría que aprender
mucho de las tribus que pueblan la selva amazónica, en las que se prioriza lo colectivo.
¡¡¡FELICES
FIESTAS Y UN ESTUPENDO 2018 PARA TODAS Y TODOS!!!
El Director
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